¿Qué es?
La Clonación terapéutica, muy lejos de estas concepciones apunta a la reproducción de células madre que contengan el cromosoma
del paciente para poder proveerle, a través de las divisiones
resultantes de su reproducción una alternativa de salud y vida. En la
práctica el proceso puede resumirse en la toma de una célula madre ya
sea de origen animal o humano y de una célula cualquiera sana de nuestro
organismo.
Ejemplo Ficticio de este tipo de transplante
Vamos a poner un ejemplo
para entender mejor esta posible aplicación de la clonación
terapéutica. El caso que sigue es todavía ciencia-ficción.
Las posibilidades terapéuticas que se exponen se basan en
especulaciones, pues hoy día se está muy lejos todavía
del objetivo que presenta este caso.
Paciente de 50 años,
bebedor habitual de 70 gr de alcohol al día desde los 20
años. Presenta insuficiencia hepática grave, secundaria
a una cirrosis alcohólica de larga evolución. El paciente
precisa de un trasplante hepático urgente. No existen donantes,
o los que existen no son compatibles. Aquí entra en juego
la aplicación de la clonación terapéutica.
Al paciente se le aísla
cualquier célula somática de su cuerpo, por ejemplo
de la piel. Siguiendo la técnica de la oveja Dolly, introducimos
el núcleo de la célula de la piel en un óvulo
al que previamente le hemos extraído su núcleo. Se
estimula el óvulo con el núcleo transferido, y observamos
que comienza la división celular de ese embrión clonado.
Ese embrión contiene la información genética
del individuo cirrótico (puesto que tiene el núcleo
de la célula de la piel del cirrótico), es un clon
del individuo cirrótico. Dejamos que el embrión se
desarrolle hasta la fase de blastocisto. A continuación extraemos
de la Masa Celular Interna de ese embrión la célula
madre (stem cell) encargada de generar el futuro hígado de
ese individuo todavía en fase embrionaria. Cultivamos esas
células y obtenemos células hepáticas inmaduras
(hepatoblastos), obteniendo en el laboratorio tejido hepático
amorfo. Ese tejido lo trasladamos al hígado del enfermo,
que al ponerse en contacto con tejido conjuntivo (matriz colágena
que hace las veces de andamio donde se sustentan y adquieren su
forma los distintos órganos), empieza a crecer de forma ordenada,
restituyendo el hígado dañado. No existe posibilidad
de rechazo, porque ese hígado es genéticamente idéntico
al hígado del enfermo.
Efectivamente,
los posibles beneficios terapéuticos que pueden derivarse
de la clonación terapéutica parecen esperanzadores.
Sólo una cosa se interpone: la clonación terapéutica
implica la destrucción posterior del embrión clonado
del que se han extraído las células de la Masa Celular
Interna, fuente de los tejidos para transplante. Ello suscita graves
implicaciones éticas, que han provocado recelo en una parte
importante de la comunidad científica y las instituciones.
El debate está abierto.
Antecedentes de la Clonación Terapéutica
Después del anuncio de la clonación de
la oveja Dolly, en los primeros meses de 1997 (como se recordará, se
trató precisamente de la clonación por fusión de un ovocito desnucleado
con una célula somática extraída de la ubre de una oveja adulta de seis
años y cultivado en un laboratorio), la alarma se concentró
inmediatamente en la posibilidad de transladar ese procedimiento al
hombre.
Las condenas morales de esta posibilidad fueron numerosas: desde
diversas partes, remitiendo a una valoración prudente y competente el
juicio sobre el empleo de este procedimiento sobre los animales, se
solicitaron normas de ley claras y definitivas en lo referente a la
clonación humana. Ya desde el primer momento, en los
diversos comunicados de los organismos internacionales (Unesco,
Parlamento europeo, Consejo de Europa, Organización Mundial de la
Salud.), se notaban expresiones y matices diversos, que en cualquier
caso ponían el énfasis en una condena general de la clonación humana,
condena que unas veces era fruto de un acuerdo entre diferentes
concepciones antropológicas y éticas, y otras se basaba sólo en posibles
consecuencias de dichos procedimientos.
A este respecto se difundían en la opinión pública hipótesis y expresiones que pretendían configurar
procedimientos particulares encaminados a la producción de células y
tejidos para sucesivos empleos de medicina experimental y clínica, sobre
todo en la línea de los transplantes terapeúticos. Se habló de la
producción de líneas celulares multipotentes a partir de células
estaminales de origen embrional (precisamente células de la masa celular
interna del blastocito), procedentes de embriones humanos producidos
mediante clonación.
La opinión pública, por motivos de
comunicación y por el deseo de ganar fácilmente consenso, fue inducida a
creer que se podían producir células y tejidos por clonación de otras
células y tejidos, sin considerar por el contrario, que ese
procedimiento implicaría necesariamente la generación de embriones
humanos, aunque sólo sea en la fase de blastocitos, no destinados a ser
transladados al cuerpo de una madre para su sucesivo desarrollo, sino
solamente con la finalidad de usar sus células y así destruirlos. Este
"malentendido" indujo a muchos a considerar que esos procedimientos
debían considerarse lícitos, dado que tenían una finalidad terapeútica
de gran valor para la curación de determinadas enfermedades y no
dañarían la integridad del individuo humano.
Entre tanto, llegaba el anuncio de que
el mismo centro de Escocia que había clonado a Dolly estaba dispuesto a
colaborar con una industria estadounidense en la producción de células y
tejidos humanos mediante procedimientos de clonación y la formación de
bancos de este precioso material. En el caso se pidió la opinión de la
Licensing Authority del Reino Unido, que respondió de forma afirmativa:
en los primeros días del mes de diciembre de 1998 dio el visto bueno
para ese procedimiento, es decir, se mostró favorable a una clonación
con finalidad terapéutica considerada una especie de fruto de la
biotecnología "de rostro humano".
Así, como a menudo acontece en estas
situaciones, se planteó un dilema: o dar el visto bueno a esa
producción, "benéfica", o impedir el avance de la ciencia hacia la
victoria sobre enfermedades degenerativas (como la de Parkinson),
metabólicas (como la diabetes mellitus con dependencia de la insulina) u
oncológicas (como la leucemia).En esta situación resulta urgente aclarar los términos de la cuestión y examinar de cerca la pertinencia de ese dilema.
Finalidad de la Clonación Terapéutica
En realidad, lo que la industria
biotecnológica pretende realizar mediante ese tipo de tecnología con
fines terapéuticos es una auténtica clonación de individuos humanos. En
efecto, no se trata de reproducir células idénticas entre si partiendo
de una única célula progenitora, como acontece actualmente en el campo
de los cultivos celulares; ni se trata simplemente de producir, con la
técnica de la proliferación celular in vitro, tejidos destinados a la
implantación (por ejemplo, tejido cutáneo, óseo y cartilaginoso), según
los procedimientos de la "ingeniería de tejidos".
Con esta técnica se
toman del cuerpo humano o animal células capaces de proliferar y generar
tejidos en laboratorio, con el fin de sustituir tejidos dañados del
cuerpo de un paciente, por ejemplo, a causa de una quemadura grave. En
efecto, si se tratara de la reproducción de células o de intervenciones
de ingeniería de tejidos, no habría propiamente ninguna dificultad ética
para admitir la licitud de esas técnicas.
Sin embargo, como saben muy bien los
investigadores, aquí de lo que se trata es de la producción de células y
tejidos a partir de embriones humanos clonados, es decir, de seres
humanos a los que se les va a interrumpir su desarrollo para poderlos
utilizar como fuente de "precioso" material biológico, a fin de
"reparar" tejidos u órganos degenerados en un individuo adulto.Es bien conocido que las células del
embrión antes de la implantación en el útero y los células estaminales
multipotenciales que se encuentran en el organismo humano también en
fases sucesivas del desarrollo, tienen capacidad extendida de
autorrenovación y de diferenciación, y se quisiera aprovechar esa
potencialidad para las múltiples finalidades terapéuticas antes
recordadas.
Por lo que se refiere a las células
estaminales multipotenciales ya se sabe que pueden encontrarse también
en otros tejidos, y no sólo en el embrión precoz. En efecto, se hallan,
entre otros lugares, tanto en el saco vitelino, en el hígado y en la
médula ósea del feto, como en la sangre del cordón umbilical, en el
momento del parto. Cuando se recojan células estaminales de embriones o
fetos abortados espontáneamente o del cordón umbilical, en el momento del
parto, no existen particulares problemas éticos.
Sin embargo, estas
células no serían capaces de dar lugar a la variedad de diferenciaciones
celulares que, por el contrario, se pueden lograr en las células
estaminales obtenidas de embriones y, por consiguiente, al parecer no
satisfacen las exigencias del biotecnólogo, el cual busca células
numerosas, vitales y seleccionadas en relación con las solicitudes
clínicas. Por eso, la producción de un organismo humano en fase
embrional de desarrollo mediante clonación sería considerado una fuente
preferencial y una reserva de la que se puede disponer en el tiempo,
aprovechando la crio-conservación de ese mismo embrión. Además, los
tejidos así obtenidos resultarían histocompatibles con los del donante
del núcleo, el paciente mismo; este hecho permitiría superar el problema
del rechazo propio de los trasplantes con tejidos "ajenos" al paciente.
El uso de la clonación en ese sentido
permitiría, por tanto, tener un producto específico y "abundante", capaz
de alimentar las esperanzas de una floreciente actividad bioindustrial.
Y, si reflexionamos; un momento, podremos caer en la cuenta de que, en
efecto, la invitación a emprender el camino de la investigación sobre la
"clonación terapéutica", vino precisamente de la industria
biolecnológica. Por ejemplo, precisamente una industria estadounidense
se mostró muy interesada, anunciándolo por Internet, en la posibilidad
de patentar productos para la terapia de enfermedades degenerativas
vinculadas a la edad, por lo que se mostró dispuesta a financiar esas
investigaciones que lleven a la producción de células estaminales, así
como o la identificación de los factores de diferenciación celular tanto
para preparar intervenciones de ingeniería genética como para
utilizarlos en los transplantes.
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