Embrión de ratón fosforescente supuestamente reprogramado. |
El método científico tiene una serie de leyes inmutables, y la
primera de ellas es que los resultados se repitan si se replican las
premisas. Es decir: siempre que la manzana se desprenda del árbol caerá,
y si el resto de las condiciones se repiten (altura del árbol, tamaño y
forma de la fruta, condiciones atmosféricas) lo hará a la misma
velocidad, y Newton no se librará del impacto (que, por cierto, es
apócrifo). Pues este principio de la reproducibilidad es el primero que
ha fallado en el trabajo de la bióloga japonesa Haruko Obokata, la última novedad en generación de células madre que se publicó con todos los honores en Nature el pasado 29 de enero.
En aquellos dos artículos Obokata describió la posibilidad de crear
células madre casi idénticas a las embrionarias con un método
increíblemente sencillo: sumergiendo las precursoras en un corto baño de
ácido o aplicándoles otro tipo de estrés, como una presión sobre las
membranas. Nunca se había hecho lo mismo con tanta facilidad. La
reprogramación de células adultas suponía hasta entonces —y si las dudas
sobre este trabajo se confirman, seguirá siendo así de momento— añadir
una serie de factores que retrasaran el reloj biológico de las células
para que perdieran la diferenciación propia de un tejido adulto y se
conviertan en un material con capacidad de derivar en todos los del
organismo correspondiente, como sucede en la fase embrionaria. Era la mejor manera de tener material para la medicina regenerativa.
Y, además, con otra ventaja: como se puede partir de una gran variedad
de células adultas, se puede conseguir que las madres correspondientes
sean idénticas genéticamente al receptor. Con ello, el problema de
rechazo quedaba eliminado.
Además de la cuestión de procedimiento, hay sospechas sobre algunas de las imágenes usadas para ilustrar el artículo
Ha sido el propio Centro Riken de Kobe el que ha anunciado la revisión del trabajo de su científica, y, rápidamente, la propia revista Nature se ha hecho eco. Además
de esta cuestión de procedimiento, hay sospechas sobre algunas de las
imágenes usadas para ilustrar el artículo. Y, una vez abierta la caja de
los truenos, esas pesquisas han sembrado de dudas trabajos anteriores
de la bióloga japonesa, también por el uso de imágenes duplicadas en
publicaciones previas, de 2011.
El caso recuerda al más famoso fraude científico reciente: el del
investigador coreano Hwang Woo-suk, quien en 2005 publicó la que se
suponía que era el primer caso de clonación de embriones humanos.
También entonces fueron dos los problemas detectados: la imposibilidad
de reproducir el experimento y el uso repetido de varias fotos. Los
artículos de Hwang fueron retirados de la revista Science, que
fue la que dio la noticia. En la investigación surgieron además dudas
éticas, como la manera en que el investigador presionaba a sus
colaboradoras para que cedieran los óvulos con los que investigar
Fuente: El País, España.
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